¿Aporta algún atractivo turístico el cultivo de setas a una región?, ¿puede dinamizar otros sectores económicos? y, quizás lo más lo más importante para los productores, ¿ayuda a incrementar su consumo y fidelizar los clientes?
La respuesta es un SÍ rotundo. La clave está en estructurar la acción dentro del Plan de Marketing de la empresa y lograr la participación y compromiso de los actores implicados. Eso sí, la empresa debe tener claro que con independencia de la unión u apoyo de otras empresas o administraciones públicas, la acción debe ser positiva y financiable por ella misma.
De acción puntual a tendencia
Cada vez más organizaciones entienden que el conocimiento que el consumidor tenga de su producto y su marca puede ser determinante sobre su decisión de compra. Y la experiencia de «participar» en su producción puede ser la acción que cristalice y fidelice para siempre esa relación con clientes y prescriptores del producto (comercializadores, restaurantes, medios de comunicación, líderes de opinión, nutricionistas, amas de casa, etc.).
Contrario a lo que muchos productores de setas creen, un alto porcentaje de sus consumidores (y también de sus clientes potenciales), desconocen el proceso de cultivo, por no hablar de los beneficios de su producto, que en el caso de las setas abundan. De ahí que una visita al cultivo bien organizada pueda convertirse en un plan apetecible para muchas personas, que despierte la curiosidad y resulte atractivo y hasta pedagógico, transformándose con otros «ingredientes» en una verdadera actividad turística (con la participación de hoteles, restaurantes, comercios y sitios de interés turístico).
Muchos cultivos tienen por su limpieza, organización y buen hacer, un verdadero potencial interno para fidelizar e incrementar su número de clientes. Es una cuestión de resultados a medio plazo, pero de gran efectividad e interés si se sabe gestionar y se tienen claros los objetivos a alcanzar en lo que algunos conocen como turismo micológico.
Pasar de la simple visita a la experiencia
En el equipo de Mushroom’s Value hemos resumido algunos elementos que consideramos claves para convertir un simple programa de visitas en una verdadera experiencia de cliente gracias a nuestra experiencia en marketing y comercialización de setas.
Son muchos los aspectos, pero aquí están los que consideramos fundamentales:
- Diseñar la visita de un orden lógico que facilite la comprensión del proceso de cultivo.
- Determinar los aspectos claves a comunicar y las formas de hacerlo.
- Facilitar un folleto con un plano esquemático y un resumen de los puntos de interés para las visitas y los puntos fuertes del producto.
- Estructurar el discurso para acercar el producto al consumidor y remarcar sus bondades.
- Intentar segmentar los grupos y preparar las visitas de acuerdo con cada perfil.
- Hacer una buena elección de la persona que guiará la visita: amable, paciente y con capacidad de comunicación en público.
- Facilitar al visitante indumentaria que le introduzca en el papel y le transmita la rigurosidad de las medidas de higiene y seguridad del cultivo.
- Saber aprovechar y orientar las fotografías hechas por los visitantes y su difusión a nuestro favor en sus redes sociales.
- Obsequiar al visitante una pequeña muestra de producto o un objeto de merchandising y ofrecer un precio especial para la compra de más cantidad (al final del recorrido).
- Dar la oportunidad de conocer nuevas recetas, como mínimo con un pequeño recetario (y ojalá degustarlas, bien en una acción de pago organizada por el cultivo o en asocio con un restaurante de la zona a un precio atractivo).
- Ofrecer para la venta otras presentaciones de las setas del cultivo (en conserva, deshidratada, molida, con aceite de oliva, etc.) y otros productos de calidad de la zona, destacando sus bondades y resaltando el precio especial.
- Recopilar sus datos e incorporarlos a un fichero para otras acciones de marketing.
El equipo de Mushroom’s Value puede ayudarle a orientar esta y otras acciones de marketing y comercialización para su producto. Estamos convencidos de que tanto el cliente como el propio productor deben quedar satisfechos y con un muy buen “sabor de boca” tras cada encuentro, sea en una vista al cultivo o frente a un delicioso plato de setas en la mesa.